INSTALACIONES E HISTORIA DEL CENTRO

La Fundación de esta Casa, se debe al deseo de varias señoras, entre ellas la señora Marquesa Pardo de Figueroa, de que el pueblo contase con una escuela para niñas pobres. Por ello, solicitan de los Superiores tres Hermanas que puedan responsabilizarse de la Dirección del Centro. Estudiando el caso, la visitadora de las Hijas de la Caridad, acepta la petición, y el 25 de octubre de 1875, tiene lugar la llegada de las Hermanas a Medina. Se instalan en una casa particular, en la calle Espíritu Santo, donde permanecen durante cuatro años. Comienzan su labor educativa con tres clases pequeñas, que muy pronto resultan insuficientes.

Procedentes de la “desamortización de Mendizábal”, sale a subasta el antiguo Convento de San Agustín, circunstancias que aprovecha la citada señora Marquesa, para realizar la compra y donarlo para convertir en Colegio. El nuevo Centro cuenta con cinco clases. El mobiliario escolar cuenta con bancas pintadas de negro, para nueve alumnos cada una, y bancos largos junto a las paredes (en estos últimos se sentaban para comer).

Al ver las Hermanas que los recursos de la Fundación no son suficientes para mantener la Casa, decidieron, con permiso de la Junta abrir una clase de pago (una peseta al mes). En 1905 les concedieron las Cocinas Económicas para poder atender mejor a los Pobres. El Ayuntamiento se comprometió a su sostenimiento, que mantuvo durante varios años.

Durante bastantes años se impartieron clases a jóvenes dedicadas al servicio doméstico. Las clases nocturnas eran de 90 minutos. Era un grupo de 40 jóvenes y muchas de ellas lograron el Certificado de Estudios Primarios. Estas clases eran gratuitas.

Otra actividad en el colegio fue la clase de Mecanografía y Taquigrafía. Aquí recibieron clase incluso Guardias Civiles. El número de alumnos fue tan elevado que tuvieron que establecer 4 turnos. El Centro disponía de 21 máquinas y algunos alumnos traían la suya.

En tiempos de la República, aconsejan a las Hermanas que abrieran un Asilo de Ancianos, como única forma de no ser expulsadas del pueblo. Fueron numerosas las familias que les proporcionaron camas, mesas, sillas. Pero las clases siguieron funcionando, aunque a escondidas. Aunque la intención fue atender a hombres y mujeres, los hombres no acudieron nunca, y mujeres sólo 7 y 8, que permanecieron durante unos cinco años. Terminada la República, las ancianas volvieron a sus casas y los niños al Colegio.

En este tiempo difícil, las Hermanas se ven en la necesidad de recorrer el pueblo, a pesar del peligro que corrían, para prestar servicios sanitarios. Todo el pueblo sintió los efectos de la guerra, particularmente el hambre. Las Hermanas también pasaron necesidad. Algunas recuerdan cuánto tuvieron que agradecer (alimentos, ropa, material escolar…) a varias familias acomodadas por su generosa ayuda.

El Colegio se mantuvo sin apenas cambios, hasta la aparición de la E.G.B. en 1971. El Centro es ahora subvencionado y constaba de ocho unidades, de primero a octavo, y dos Preescolar, con un total de 327 alumnos.
Hoy en la actualidad contamos con Enseñanza Infantil, Primaria y aula de Apoyo a la Integración.
Pero a parte de la misión educativa, las Hermanas siguen hoy realizando otras labores sociales, entre las que se encuentra la ayuda a las personas más necesitadas.

La compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl es una congregación internacional, fundada hace 372 años y compuesta por más de 21.000 monjas, que trabajan en 93 países de los cinco continentes en proyectos de desarrollo y ayuda a personas marginadas. La congregación fue fundada en Francia el 29 de Noviembre de 1663 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, y el 8 de junio de 1668 recibió la aprobación pontifical del Papa Clemente IX. Durante los siglos XVII y XVIII desarrolló su labor en Francia y Polonia. En 1790 llegaron las primeras Hermanas a España y en la actualidad está formada por más de 6.000 religiosas, repartidas en unas 650 comunidades.

Finalmente hay que hacer mención al Premio Príncipe de Asturias de fecha 14 de Septiembre de 2005, a cuyo al Premio de la Concordia optaban en el citado año 2005 cincuenta y cinco candidaturas de diecisiete nacionalidades.

Según destaca el acta del jurado que concedió en Oviedo este galardón, la Congregación Religiosa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, ganó el “Premio Príncipe de Asturias del la Concordia 2005”, por su excepcional labor social y humanitaria en apoyo de los desfavorecidos, desarrollada de una manera ejemplar durante cerca de cuatro siglos, destacando en todo el mundo por su promoción de los valores de la justicia, la paz y la solidaridad.